Hacían mas de 15 años y antes de que subiera la Vuelta a España subí con mis amigos Borja y Raul en btt La Bola del Mundo por la vertiente madrileña de la Sierra de Guadarrama y desde Cercedilla, aquel día y ya casi en las primeras rampas tras coronar puerto de Navacerrada por pista y coger en el puerto la carretera de hormigón paralela al telesilla tuve que poner pie en tierra, varias veces volví a subir a la bici y a bajarme hasta que corone la Bola del Mundo.
Desde ese día he subido muchos puertos
y alguno seguramente igual o más duro siempre sin poner pie en tierra pero
siempre me acompañaba mi rendición de aquel día.
Aprovechando unos días en Madrid
con la familia en el mes de agosto era el momento de volver a mi cuna deportiva encima de la bici,
la sierra madrileña, y atacar esa espina que tenía clavada. El ataque como no
podía ser de otra manera tenía que ser en condiciones similares y eso
significaba no subir con bici de carretera ni mi nueva mtb, la idea era subir
con la bici de mi hermano de btt que tiene mas de 20 años, así que me enfunde mi maillot de Banesto y
vamos que solo me falto la chichonera…. reconozco mi punto retro y freaky.
El recorrido intente que incluso
antes de afrontar los 3,5 km fatídicos fuera idéntico o mayor en dureza si
cabe, empezaríamos en Cercedilla, subiendo hasta la Fuenfria por pista,
descenso hasta Valsain, subida por las siete revueltas hasta el Puerto de
Navacerrada, Bola del Mundo y descenso a Cercedilla.
En la aventura además de
acompañarme mi primo también estará Ferran que desde Burgo de Osma se mete el
palizón para subir juntos este Pericopuerto tan mitificado por cicloturistas y
Vuelta a España por su dureza, su altitud y sus espectaculares vistas de la
Sierra de Guadarrama, La Pedriza, Valle de Eresma y Madrid.
Quedamos en el parking de Las
Dehesas y tras perderme 4 o 5 km por la vía romana (impracticable) –fruto de
tirar de memoria - cogemos el camino de la Republica que nos llevara hasta la
Fuenfría, pendiente continua durante 8 k y porcentajes bajos (4-5%)para ir calentando
piernas, dialogo fluido. Ferran y yo intentamos no tensar mucho la cuerda para
que mi primo Borja aguante. Desde el mirador de Vicente Aleixandre divisamos la
Bola ¡uff que alta queda!
Desde la Fuenfría (1.796 m)
bajada a Valsain primero por pista y luego por carretera semi asfaltada y
siempre entre pinares. Disfrute máximo.
Llegamos a Valsain y desde allí
10 k hasta el Puerto de Navacerrada, con porcentajes entorno al 7,5 % y las
temidas siete revueltas de herradura. Empezamos los tres juntos pero en seguida
mi primo se queda y opto por dejar tirar a Ferran y yo esperar. Se van sumando los kilómetros y se convierte en un martirio para Borja. Intento animarle,
darle agua y algo de comer, en algún momento pone pie en tierra pero le obligo
a seguir, vamos contando las revueltas. No se por qué recordaba mas dura esta
subida quizá es que ahora estoy en mejor forma. En un arreon decido tirar para
adelante y cojo a Ferran cuando quedan 2 k para el final del Puerto (1.860 m),
va algo tocado también. Me dejo de nuevo caer en busca de mi primo que va 1,5 k
detrás y viene andando. Consigo convencerle para que siga, menudo pajarón
lleva. Antes de coronar nos espera mi padre y mi hijo David y en la cima mis
dos tíos Paco y Javier (padre de Borja).
Ferran llega pinchado de atrás, yo tengo la rueda delantera echa un ocho que se suma al eje de la biela que baila, en fin una sensación de seguridad total. Tras superar las circunstancias pidiendo una bomba a un ciclista porque la mía no quiere ir, Ferran y yo decidimos seguir a por la Bola del Mundo ¡para esto hemos venido! Borja bajara a Cercedilla y allí nos esperan.
Hasta aquí ha sido un calentamiento ahora viene lo que de verdad me retaba, la Bola (2.262 m), 3,5 k con una pendiente media del 11,45% y máximas de hasta el 21% y con la siguiente media cada 500 m 13.4%, 11.4%, 10.6%, 12.6%, 14%, 8.8%, 12%... es decir, un muro. Si a esto le sumas 10 k al 7,5% aprox. de media y otro puerto anterior aunque sea un segunda se convierte en un auténtico reto en tan pocos kilómetros.
No hay ni un árbol en toda la
subida que va cruzando la pista de esquí y el telesilla y el firme es de un
hormigón y piedra muy deteriorado que hace que deslice francamente mal la rueda
y no favorece para nada la inercia del esfuerzo, se agarra que da la sensación
que las rampas del 15 parecen un 20%. No le veo una enorme ventaja / desventaja
el subir con la bici de carretera respecto a la mtb. En mi cabeza siempre esta
la idea de subir en aprox. 30 min, es decir a 7 km por hora (8 o 9 min por km).
Arrancamos tras girar donde el
puesto de la Cruz Roja y nos tenemos que bajar en seguida para superar la
barrera que no permite el acceso de coches, a Ferran le cuesta horrores volver
a subirse a la bici al llevar el pedal automático, yo por llevar no llevo ni
rastrales.
Nada más empezar la primera rampa
toca ponerse de pie y tirar de riñones, estamos ante un 18% para empezar la
fiesta. Empiezo con el plato intermedio de 40 dientes y 30 piñón, quiero evitar
hacer molinillo y subir tirando de raza. No me quedan más piñones y únicamente
tendría la opción de bajar piñones y meter plato pequeño, voy a intentar
evitarlo.
No miro para atrás pero imagino
que Ferran no viene lejos, tras doblar la primera curva a izquierdas veo a
Ferran muy atrás y me comenta su problema para reemprender la marcha tras la
barrera, le animo. Toca cruzar la pista negra por debajo del telesilla, no hay
descanso la pendiente no cede y debido a la altura las pulsaciones se aceleran,
salvar casi 400 m de desnivel en 3,5 k es una machada.
Sopla viento, como es normal, y
no ayuda pero no es hora de quejarse, no quiero imaginar subir con lluvia, frio
o nieve. Antes de perder de vista a Ferran al volver a cruzar en sentido
inverso la pista le meto un par de gritos de aliento ya que aún no ha empezado
a cruzarla. En este puerto no hay alianzas posibles, cada uno tiene que subir a
su ritmo, a Ferran el percance del pinchazo e ir sin casi aire no le ayuda
nada.
Con el viento, la altura, las
antenas del final del puerto y el monte pelado se me viene a la cabeza el
mítico Mont Ventoux.
Llegamos a las curvas en herradura
en el km 2 y con mayor desnivel pero también en contraprestación ya divisamos
el final del Puerto cosa que siempre alienta. Mantengo el desarrollo y alterno
tramos sentado y tramos de pie apretando los dientes, esta será la tónica de
toda la subida. En esta parte están las peores rampas del 21%, no hay descanso.
Estoy por encima de los 2.000 m. Ya sé que voy a llegar a arriba superando el
reto, estoy fuerte y pese a que queda casi la mitad voy confiado al haber
superado la primera parte sin ceder. Realmente sabía que estaba en mis piernas
hacerlo pero dudaba bastante de la bici y en el estado en que ha llegado.
Cuando solo quedan 900 m ya estoy
a la altura del final del casetón del telesilla, aquí está el único descanso de
toda la subida, la pendiente afloja con una curva en U a la derecha. Solo nos
queda una recta final escalonada hasta llegar a las antenas repetidoras de
televisión que coronan la cima, rondando el 18%.
Llego arriba, 2.262 m, miro el
reloj, exactos 30 min. Recupero rápido el aliento y no diviso a Ferran por
ningún lado, esta subida es un infierno de por sí y si encima subes con la bici
mal…
Al rato llega él, fotos,
intercambio de anécdotas y risas. Al final con la llanta en las curvas tocaba
el suelo de lo poco inflada que la llevaba e incluso se ha caído. Se ha vuelto
a subir a la bici pero en algún tramo le ha tocado andar. Lo importante es que
esta ahí. Espectaculares vistas de la Pedriza, embalse de Manzanares, Cabeza de
Hierro, Peñalara e incluso Madrid.
Antes de bajar llega un padre con
dos hijas que vienen haciendo el molinillo y nos dejan bomba para poder inflar
la rueda y bajar con garantías. Desde aquí todo bajada, en estas carreteras
donde me he criado como ciclista me doy cuenta que se bajar que no se me ha
olvidado ser rápido bajando o quizá es que las piernas y la mente no olvidan
donde han aprendido a sufrir dando pedales y no entienden de miedo. En Cercedilla
principio y final de la “excursión” nos espera mi primo con mi familia comiendo
(es decir, dándose un homenaje y eso que los del palizón éramos nosotros) en el
restaurante “Los Frutales” (por cierto muy recomendable), a nosotros al menos
nos queda una buena birra y picar algo.
Despedida y agradecer a Ferran su
paliza por venir desde el Burgo, espero haya merecido la pena, y a mi primo que
pese a no subir la Bola ha hecho una hombrada y tiene que estar muy orgulloso
de sí mismo.
Para finalizar una anécdota
curiosa de este Pericopuerto, su verdadero nombre es el Alto de las
Guarramillas pero es conocido como la Bola del Mundo porque arriba donde
termina el telesilla, 900 m antes del final del Puerto, hay un bar que se llama
“La Bola del Mundo” donde los esquiadores aprovechan para comer o beber algo
con unas vistas brutales sobre Madrid.
Espero que no pasen tantos años
para repetir esta subida o bien experimentarla en el triatlón Bola del Mundo
que no se presume fácil y ya sabéis que precisamente eso me va y me motiva.
El año que viene si puedo me voy
al Tourmalet para contaros otro Pericopuerto más (Covatilla, Lagos de
Covadonga, Rat Penat, Turo d`Home…).
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